Gareth Ward. Editor de Print Businees
Gareth Ward. Editor de Print Businees

Para triunfar, el impresor del futuro tendrá que ofrecer a los clientes un servicio integral que vaya más allá de la impresión y el acabado.

La combinación correcta de comunicación digital, impresión de valor añadido, gestión de datos y logística dependerá del tipo de clientes y de la manera como el impresor se posicione, o quizás de las alianzas que forme con otras empresas especializadas en estos ámbitos. Para que la impresión sea un medio de comunicación válido en la próxima década, una cosa está clara: debe ser relevante.

Eso no era necesario cuando la impresión era el canal principal para la publicidad, la información, la comunicación con la Administración, etc. Buena parte de este contenido se publica ahora en formato digital y no volverá a imprimirse, pero eso no quiere decir que la impresión esté desapareciendo, sino que se está convirtiendo en algo más inteligente, versátil y, sobre todo, más pertinente para aquellos a quienes va dirigida.

Si un impresor no se sube a este tren, la única opción que le queda es vender servicios de impresión lo más baratos posible, lo cual no es manera de construir el futuro ni de establecer relaciones duraderas con los clientes. Por desgracia, existen muchos impresores que solo ofrecen precio, empresas que están condenadas al mismo destino que los mamuts: la extinción.

Las TI fomentan la relevancia de la impresión

Una impresión más inteligente

El impresor del mañana debe manejar las tecnologías de la información (TI) tan bien como la litografía offset. Estas abarcan sitios web desde los que recibir pedidos, flujos de trabajo automáticos que minimicen la intervención manual (y la posibilidad de introducir errores), sistemas de gestión de la información (MIS) para registrar y presentar datos actualizados sobre el rendimiento de la empresa, y gestión de datos para crear comunicaciones personalizadas para que los clientes se dirijan a sus propios clientes de la manera más relevante. Si esto significa usar las redes sociales junto con el contenido impreso el impresor debe usar todos estos medios.

El problema es que los impresores siguen prefiriendo invertir en una máquina de imprimir nueva que en TI. La máquina es tangible y comprensible. Si imprime a 18.000 hojas/hora (y en la drupa 2016 podrán verse máquinas que alcanzan las 20.000 hojas/hora), quiere decir, por ejemplo, que es un 20-30% más rápida que su impresora actual. Pero son pocos quienes reflexionan sobre la manera como hay que procesar los trabajos antes o después de imprimirlos. En todo el mundo, las tiradas se están acortando y los plazos de entrega se están reduciendo. Una máquina más rápida magnifica el problema de tener que manejar más trabajos en menos tiempo sin introducir errores. Además, también son muy pocas las empresas que consideran que la formación de la plantilla es una inversión y no una imposición.

Esto es clave para automatizar el procesamiento de los trabajos. Los proveedores de software consideran que la compatibilidad con el formato JDF es esencial. Los flujos de trabajo deben ser más sofisticados. Imprimir una sección de ocho páginas en papel estándar es fácil, pero los clientes del futuro querrán cosas mucho más complejas. Querrán que sus productos impresos se diferencien y destaquen entre los mensajes de marketing con los que se bombardea a diario a los consumidores.

Redefinir la impresión en un mundo digital

Una impresión más inteligente

Hace una década, se dijo que, con la expansión de internet, el vídeo a demanda y la posibilidad de interactuar con los sitios web, las revistas de moda desaparecerían porque las páginas web podrían mostrar a las modelos luciendo las prendas, incluir enlaces a los precios y ofrecer pedidos instantáneos. Sin embargo, las revistas de moda no se han extinguido, todo lo contrario. Y es que comprar Vogue es una declaración de principios para muchas mujeres. Incluso sitios web de moda como ASOS y Pret-a-porter han lanzado revistas impresas por este motivo.

La naturaleza humana también ha desmentido a los agoreros que predijeron el fin de los catálogos. A la gente le sigue gustando hojear catálogos y folletos vacacionales. Despiertan nuestra imaginación de una manera que la tecnología digital no consigue hacer. De hecho, minoristas que solo trabajan por internet y que dejaron de usar catálogos están volviendo a imprimirlos para recordar a los clientes que visiten su sitio web y compren. Si el comercio electrónico va a crecer (a pesar de que sigue representando una proporción pequeña del gasto de los consumidores, incluso en los países más industrializados), cada vez se necesitará más impresión.

La diferencia es que no será el mismo tipo de impresión. Por ejemplo, ¿de qué sirve enviarle información sobre vacaciones en Canadá a alguien que siempre viaja a México? En vez de eso, la agencia de viajes, con la ayuda del impresor, puede adaptar un folleto que incluya los mejores hoteles y complejos vacacionales del país latino. Será una publicación más corta y con una tirada menor, pero los estándares de producción pueden ser más altos en materia de impresión, papel y personalización.

El impresor también tendrá que adoptar tecnologías que mejoren el producto impreso con barnices, láminas, relieves, troquelado y otras técnicas que dan valor añadido y hacen que el producto sea más atractivo y conecte más con el consumidor.

Las tecnologías ya permiten, por ejemplo, usar circuitos electrónicos impresos para convertir una página impresa en un libro o en una revista en un altavoz que cuenta una historia, un salpicadero de un coche que se activa cuando se pulsan determinados botones e interruptores, o una etiqueta que se enciende cuando un sensor detecta movimiento.

Los productos impresos también pueden llevar códigos incrustados que pueden leerse con teléfonos móviles para que el consumidor acceda a información adicional, que puede ser una oferta en una tienda o un restaurante, por ejemplo. Al mismo tiempo, la empresa que proporciona la oferta obtiene información sobre la persona que ha escaneado el código, así como dónde y cuándo lo ha hecho. Así, el póster o anuncio impreso adquiere un valor cuantificable, ya que ha demostrado ser relevante para el consumidor en ese momento.

Innovación en el marketing

Los efectos de impresión y acabados que ayudan a vender las botellas de alcohol de gama alta se están extendiendo a otros tipos de envases, sobre todo a medida que aumenta el tirón de los productos artesanos.

El impresor debe ser capaz de ayudar a acortar el ciclo de comercialización de los productos nuevos, a través de flujos de trabajo automáticos o quizás asumiendo la creación de prototipos mediante tecnología de impresión en 3D.

También es posible usar las nuevas tecnologías de inyección de tinta para imprimir directamente sobre la botella o el envase, lo que se conoce como direct to shape. Con esta técnica, la impresora se vuelve parte de la línea de embotellado o envasado y, en lugar de imprimir etiquetas, la tarea del impresor consiste en manejar esta nueva tecnología y establecer un nuevo flujo de trabajo.

Qué es y qué puede hacer un impresor son aspectos que van a cambiar y que, por tanto, necesitarán una manera totalmente nueva de acercarse al marketing, un enfoque desconocido para muchos proveedores de servicios de impresión. La excepción la constituyen los impresores online que se han expandido rápidamente en los últimos años y que han barrido del mapa a numerosos pequeños impresores. Pero incluso estas empresas rara vez compiten en precio, sino que venden comodidad y facilidad de acceso, y para ello, usan el marketing y el patrocinio constantemente con el fin de dar a conocer su marca.

Aumento del valor añadido

Una impresión más inteligente

Los impresores deben centrarse en beneficios como la atención personalizada, entrega en el día, variedad amplia de soportes, diseño, gestión de pedidos, entre otros. Ahora bien, hasta para ofrecer estos servicios, es necesario desarrollar habilidades de marketing.

La impresión seguirá siendo la actividad principal, pero los impresores deben convertirse en gestores de proyectos, manejar los distintos aspectos de la cadena de comunicación para conseguir los resultados que los clientes esperan, alcanzando un rendimiento de la inversión cuantificable. La necesidad de recortar los gastos fijos al final de la cadena de suministro ya ha transformado la manera de imprimir y distribuir los libros. Por la misma razón, la impresión digital también está penetrando en el segmento de los envases. Lo importante no es el coste de producir una caja o una etiqueta, sino el coste total de las mermas y del tiempo empleado en la cadena de suministro. Los impresores tienen que pensar más allá de la creación de la caja.

A las empresas que sean capaces de hacer esto, consoliden su relación con los clientes y trabajen junto a ellos para encontrar soluciones que utilicen la impresión de una manera u otra, les espera un futuro brillante.

La impresión ya no es una simple hoja de papel que se recicla de vez en cuando. Los impresores inteligentes se están dando cuenta de ello. El valor está en función no de la escasez, sino de la relevancia.