Los productos de papel son una buena opción cuando se piensa en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto se debe a que la mayor parte de la energía utilizada para fabricarlos proviene de biomasa renovable y neutra en carbono.
La biomasa es toda la materia orgánica de origen vegetal o animal que puede ser utilizada como fuente de energía renovable. Está compuesta por residuos orgánicos, como plantas, árboles, restos de alimentos, estiércol animal y otros materiales biodegradables.
El ciclo de vida del papel, al igual que el de cualquier otro producto ampliamente fabricado y utilizado, implica la emisión de CO2, el principal gas de efecto invernadero. Sin embargo, en la fabricación de papel y cartón, la energía se genera principalmente a partir de biomasa. Según el Ministerio de Minas y Energía, las industrias brasileñas de celulosa y papel utilizan el 89% de energía renovable, siendo la biomasa forestal su principal combustible.
El carbono contenido en la biomasa (carbono biogénico), tiene su origen en la absorción de CO₂ de la atmósfera por parte de las plantas, durante su crecimiento, a través del proceso de fotosíntesis, o mediante la ingestión por parte de los seres vivos de otros organismos que ya lo han incorporado en sus estructuras. Cuando esta biomasa se quema como combustible en una fábrica de celulosa (materia prima del papel) – este carbono vuelve a la atmósfera. Sin embargo, como se plantan regularmente nuevos árboles para reemplazar los que se cosechan, la absorción de CO2 continúa compensando lo emitido. De esta manera, se cierra un ciclo en el que no hay aumento de carbono en la atmósfera.
Por otro lado, el carbono de los combustibles fósiles (no biogénico o «carbono inorgánico») se originó hace decenas de millones de años y permanece almacenado en el subsuelo hasta que se extrae el petróleo o el carbón para ser utilizados en la generación de energía. Cuando se queman estos combustibles, el carbono que estaba almacenado en estas sustancias se agrega a la atmósfera. El resultado es un aumento neto de los gases de efecto invernadero que son responsables del calentamiento global.
Durante milenios, los seres humanos solo usaban biomasa, especialmente madera, como fuente primaria de energía y los bosques se regeneraban naturalmente en un ciclo que mantenía el CO2 en la atmósfera aproximadamente en niveles constantes. Sin embargo, a partir de la revolución industrial, el uso de combustibles fósiles se convirtió en la principal fuente de energía y los niveles de CO₂ en la atmósfera comenzaron a aumentar drásticamente.
El trabajo de las agencias y organismos nacionales e internacionales directamente responsables del estudio, regulación y monitoreo de los gases de efecto invernadero se basa en la constatación fundamental de que el problema es el carbono de los combustibles fósiles, no el carbono biogénico. Entre estas organizaciones se encuentran el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y el Departamento de Energía de Estados Unidos, por nombrar algunas.
Las cifras proporcionadas por estas agencias muestran que las industrias basadas en biomasa, como las de celulosa y papel, que utilizan y emiten principalmente carbono biogénico, están lejos de ser importantes emisores de gases de efecto invernadero. La EPA y Recursos Naturales de Canadá informan que las industrias de celulosa y papel en sus respectivos países son responsables de solo el 0,5 % y el 1,2 % del total anual de emisiones de CO2. El IPCC afirma que las emisiones de CO2 a partir de la biomasa se equilibran con la absorción de carbono por parte de los nuevos árboles que se cultivan regularmente. En América Latina, destacamos a Brasil, donde los principales fabricantes de celulosa y papel demuestran, en sus balances de carbono, que capturan más carbono del que emiten. Recordemos que Brasil es el segundo mayor productor mundial de celulosa y el mayor exportador.
Es cierto que durante el ciclo de vida del papel, se libera algo de carbono, así como otros gases de efecto invernadero además del CO2. Por ejemplo, el papel que se descompone en vertederos emite metano. Sin embargo, cuanto más productos de papel se reciclan, menos metano se emite y el papel es uno de los materiales más reciclados en el mundo. En Brasil, la tasa de reutilización del papel que puede ser reciclado es del 67 %. En cuanto a los envases de papel, cartón y papelón, la tasa de reciclaje ya alcanza el 78 %. Por lo tanto, la mayor parte del papel sigue almacenando carbono fuera de la atmósfera durante toda su vida útil.