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La excelencia en la impresión de paleta de colores fija

Asahi

En un momento en que las marcas y las empresas minoristas siguen preocupadas por reducir costes y mejorar la eficacia, todas las miradas están puestas en el potencial de la impresión de paleta de colores fija y en las ventajas que puede aportar a las grandes marcas. Sin embargo, el proceso no es tan sencillo como muchos creen. Muchas grandes empresas de envases flexibles están fomentando la idea, pero son pocas las que ofrecen una solución eficaz a gran escala.

¿Qué ventajas tiene la impresión con paleta de colores fija?

La ventaja clave del proceso es que permite reducir la cantidad de números de referencia de almacén (SKU en inglés) en toda la cadena de suministro. Para las grandes marcas, usar entre treinta y cincuenta colores directos en una gama de productos no es raro. Eso se traduce en más inventario, una logística más compleja, más recursos de compras y administración, etc. Al disminuir la cantidad de tintas a un número muy bajo mediante el diseño avanzado de una gama cromática ampliada, la cadena de suministro entera se encoge, desde el envío del proyecto a producción hasta el fin de su vida útil, lo que minimiza costes e incrementa la eficacia.

Y lo que es más importante, se generan menos mermas en la cadena de suministro. Se malgastan menos soportes en los cambios y se producen menos residuos. En una máquina flexográfica, se usan aproximadamente 15 litros de disolvente para lavar cada color. Este gasto se elimina, lo que reduce considerablemente la emisión de compuestos orgánicos volátiles y, a su vez, disminuye la huella de carbono de la fábrica. Además, evidentemente, al poder producir envases en tiradas más cortas, hay menos mermas cuando los productos se vuelven obsoletos o ya no pueden venderse.

Sin embargo, y a pesar de su importancia clara, no se trata únicamente de reducir costes y proteger el medio ambiente. Otra ventaja de usar una paleta de colores fija, quizás menos evidente, es que permite mejorar la uniformidad de la impresión. Cada color directo que imprimimos aumenta la probabilidad de desviación y variación de la especificación cromática.
Los fabricantes de tintas se precian de ofrecer productos que cumplen los requisitos de los clientes y las aplicaciones, pero no hay duda de que las variaciones existen. En tintas flexográficas, muchos pigmentos varían en cuanto a la pureza y la especificación según su origen, y puede ser difícil obtener formulaciones precisas y repetibles. Asimismo, los fabricantes de tintas usan proveedores de distintas partes del mundo para satisfacer la demanda, por lo que es aún más probable que las tintas presenten diferencias al imprimirse.
Con la impresión de paleta de colores fija, el operario de la prensa no tiene que ajustar el color directo para obtener el rendimiento deseado. Es sabido que los colores directos pueden desviarse más que los colores estándares de cuatricromía y requieren un control constante. Así, con la cuatricromía, es más fácil controlar los colores. Este proceso tiene un inconveniente: el responsable de la marca debe dedicar un poco de tiempo y energía al principio para acordar los colores y las especificaciones. Además, una vez hecho, ya no hay marcha atrás.
Pero también existe una ventaja considerable: por la manera en que funciona la impresión con una paleta de colores fija, se puede sacar un mayor rendimiento de los colores corporativos. Como el color se dispone en capas, a diferencia del color directo, que se coloca a partir de un único cilindro, se obtienen colores planos homogéneos, sin motas debido a la sobreimpresión de tinta en varios colores. Si a la cuatricromía le añadimos el naranja, el verde y el violeta (o el azul), las impresiones son más vivas. Así, con una gama cromática ampliada, se pueden reproducir imágenes fotográficas con colores intensos y vibrantes.
De hecho, la parte más interesante de este proceso es la posibilidad de combinar estos colores más llamativos para producir envases de gama alta y diferenciarse de la competencia. Por otro lado, si se usa una paleta fija con cuatro tintas, solo se necesita una cantidad reducida de colores para el trabajo. En tal caso, la impresora tiene espacio para tintas especiales y barnices como pueden ser los termocromáticos, los perlados o con textura. El resultado es que se simplifica la impresión, incluso con diseños complejos, y los envases se diferencian y aportan valor añadido a un coste óptimo.
La impresión con paleta de colores fija es menos cara y puede hacer que un envase resalte en la estantería al mismo coste que el método tradicional de colores directos.
Por último, se acorta el ciclo de comercialización de diseños nuevos de la gama de productos, una ventaja que también hay que considerar. Cuando se desarrolla un envase nuevo de la gama de productos de una marca, el fabricante ya tiene los materiales para producirlo. Así, se reducen los plazos de realización cuando el proyecto llega a la fase de impresión.
En resumen, imprimir con una paleta de colores fija reporta numerosas ventajas en toda la cadena suministro “del diseño al consumidor final” que deberían tenerse muy presente en un mercado tan competitivo como el actual.

¿Qué parámetros hay que tener en cuenta para llevarla a cabo?

Es evidente que la impresión flexográfica con una paleta de colores fija no es fácil de producir. Es necesario considerar todas las variables de la imprenta para mantener la uniformidad y la calidad de la impresión.
En primer lugar, la marca debe asumir el control y acordar las especificaciones de diseño y color al principio, mientras que el impresor debe saber matizar las expectativas del cliente. No es un proceso corto. Para que un proyecto de impresión con paleta de colores fija llegue a buen puerto, se necesita un esfuerzo considerable y algo de flexibilidad por ambas partes. Si todos los implicados entienden cómo funciona y son conscientes de lo que se puede hacer y lo que no, las ventajas pueden ser enormes.
En este proceso, también se necesita un taller de preimpresión. Los conocimientos necesarios para evaluar un trabajo con colores directos, descomponer el diseño y volver a montarlo con una paleta de colores fija son considerables. El taller de preimpresión debe ser capaz de efectuar estas tareas con solvencia y colaborar con el impresor para entregar el producto final de manera eficaz.
Otra tarea que hay que realizar es el perfilado de la impresora, tras lo cual, el cliente deberá aprobar el perfil resultante. Hay que comprobar el rendimiento de la impresora, efectuar una huella de máquina y luego revisar la repetibilidad. No tiene sentido empezar a imprimir bien y luego ir desviándose lentamente de las especificaciones acordadas a medida que los colores varían. La uniformidad a largo plazo, que es fundamental, es una característica que puede resentirse sobre todo en el caso de impresores que producen durante las 24 horas. En este aspecto, la flexografía puede competir con el huecograbado en el mercado de las tiradas largas, y con la impresión digital en el segmento de las tiradas cortas.
El fabricante de las tintas también es una pieza clave. Evidentemente, los fabricantes percibirán que los márgenes de beneficio elevados que obtienen con los colores directos corren peligro y se mostrarán reacios a un cambio de este tipo. No obstante, la demanda de tintas para paletas de colores fijas puede resultar atractiva para los fabricantes que entiendan el valor añadido del que se beneficiarán todos los implicados en la cadena de suministro, además de que se puede fidelizar mucho a los clientes al suministrarles tintas y barnices homogéneos. Como hemos dicho anteriormente, la especificación de la tinta es vital para asegurar la uniformidad cromática, por lo que debe medirse una y otra vez en cada entrega para garantizar que los colores sean homogéneos.
La siguiente variable básica es la plancha flexográfica. Asahi Photoproducts ha desarrollado las planchas flexográficas Pinning Top Dot (PTD) especialmente para aprovechar las ventajas en materia de costes que aporta la impresión con paleta de colores fija.
La tecnología PTD permite imprimir con una presión baja, lo que asegura la repetibilidad en toda la tirada y evita la disposición excesiva de tinta y la acumulación en la plancha. Esto, a su vez, contribuye a conseguir uniformidad en la impresión con paleta de colores fija. Con esta solución, también se reduce el entintado de la zona de medios tonos durante la tirada, lo que permite ahorrar más todavía, ya que disminuye la frecuencia de limpieza y el tiempo de inactividad de la impresora. Las planchas con PTD encajan en los entornos de impresión flexográficas de bobina ancha y estrecha existentes, sin tener que invertir en equipos adicionales. También hacen gala de una compatibilidad excelente con los sistemas habituales de tintas acuosas, UV y de base disolvente sobre film y papel.
Por último, hay que evaluar también una serie de criterios que son ya habituales y que pueden afectar a la uniformidad: hay que comprobar que los rodillos anilox cumplan con las especificaciones, así como su rendimiento volumétrico real, revisar el desgaste de las cuchillas reguladoras y verificar y anotar las condiciones ambientales de la imprenta (la temperatura y la humedad deben ser las adecuadas en todo momento).
Puede parecer que el impresor tiene que manejar muchas variables para producir la calidad necesaria, pero con la llegada de la paleta de colores fija y tecnologías complementarias como las planchas con PTD de Asahi, el futuro de la flexografía ya está aquí.

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