Un desafío importante para la economía mundial es hacer que el crecimiento y la sostenibilidad ambiental sean compatibles. Este desafío se desarrolla en tres tópicos:

  1. ¿Cómo garantizar el suministro de materias primas para la creciente producción de bienes de consumo?
  2. ¿Cómo asegurarse de que los residuos de la producción y de los productos desechados después de usados, no contaminen el medio ambiente?
  3. ¿Cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, según el pacto establecido en el Acuerdo de París?
Economía circular y la industria gráfica

Simplemente reducir el consumo, como muchos proponen, no resuelve el problema. Esta actitud, aunque encomiable, puede implicar en una reducción de la actividad económica, al menos dentro del modelo imperante. Tampoco se considera que cientos de millones de personas pobres quieren disfrutar un poco más de riqueza y bienestar material.

Sin embargo, el tema es urgente y no puede dejarse de lado. Es evidente que el planeta está agotando sus recursos no renovables y que la contaminación ha dejado consecuencias muy graves, como la degradación de los ecosistemas y los cambios climáticos. Consideremos también que la sobreexplotación de los recursos naturales y la contaminación también tienden a desacelerar el crecimiento económico.

Es en este contexto que se desarrolló el concepto de economía circular. Este enfoque también está representado por la expresión «cradle to cradle» (de la «cuna a la cuna»). La pionera de esta idea fue la navegante inglesa Ellen MacArthur, en 2004. En 2010 se creó una fundación con su nombre y el tema comenzó a ser tomado en serio por grandes empresas y académicos.

Esencialmente, la producción industrial se basa en el modelo: extracción de recursos; producción de bienes y, finalmente, eliminación o reciclaje de residuos y bienes posconsumo. A menudo, la eliminación se realiza directamente en los ecosistemas, sin tratamiento, o en vertederos / basurales. En mejores situaciones, los residuos son tratados antes de descartarlos, para reducir o eliminar su toxicidad, y los productos inservibles se reciclan parcialmente (pocos son completamente reciclados).

La economía circular tiene la intención de cambiar el modelo de producción en sí. La propuesta es que el proceso de diseño de los productos tenga como objetivo la posibilidad de un reciclaje total de los materiales utilizados en su fabricación y / o la reutilización de sus componentes. De ahí la expresión «de la cuna a la cuna», que reemplaza la fórmula «de la cuna a la tumba». En la economía circular, nada muere, todo será reaprovechado, transformado en nuevos bienes. En su máxima expresión, no habrá más basura oriunda de la producción, solo materiales para reciclar y reutilizar. El crecimiento de la economía será estimulado a largo plazo, porque serán superadas las limitaciones de los recursos no renovables.

Según Léa Gejer y Carla Tennenbaum, del sitio web https://ideiacircular.com/ – «La basura es un error de diseño»

¿Parece imposible? Difícil sí, imposible no. Al menos muchas compañías importantes creen en este concepto y están invirtiendo fuertemente en procesos y tecnologías que puedan llevar a cabo.

La industria de la impresión no está tan lejos de migrar para este nuevo modelo. Los sustratos celulósicos provienen de fuentes renovables: árboles plantados. Los productos impresos en papel, después de su uso, ya son reciclados en gran medida. Ya se encuentran disponibles en el mercado, pinturas y barnices con componentes renovables, que pueden pasar por el proceso de reciclaje. A medida que los clientes y los consumidores finales entiendan el significado de la economía circular, se espera que prefieran productos pensados de acuerdo con este concepto. La campaña Two Sides apoya e incentiva, iniciativas que ayuden a cerrar este ciclo virtuoso.